19.10.12

Me he quedado con ganas...

... de más. Se me ha hecho corto.
Esta puede ser una frase demoledora, depeniendo de la situación y contexto. 
Pero cuando te la dice un lector, que asegura haber disfrutado de la lectura de tu obra, es alentador.
Uno de esos detalles que plagan la trayectoria de una creación, y que ante momentos de desánimo por la trascendencia que pueda tener la misma en un mar editorial, te hacen sonreir y pensar que los dos años dedicados a su realización han valido la pena. 




Por haber disfrutado de esa labor mientras la realizaba, y haberlo hecho bien. 

Ese rompecabezas de escenas, personajes, caractéres y modos narrativos, al servicio de la historia que quieres contar; conseguir dar entidad a los personajes y llegar a emocionar.
Por haber convivido con Carlos, ese puntal de cultura inabarcable y de un carácter complementario al mío, y superdotado para las acuarelas. Y con Alain, a parte de suegro y abuelo, hombre generoso y culto, con el que confieso no haber coincidido en ocasiones, por querer contar esta historia sin rencor y sin rendir homenajes, pero que ha cedido por confianza, sus recuerdos de infancia para crear esta ficción.
Dos años a buen ritmo invertidos en construir este libro que descansa en mi libreria, conviviendo orgulloso con el resto de mi (larga) colección de clásicos y contemporáneos de la narración gráfica; un género literario más, sin complejos y válido para contar muchas clases de historias.

A mí no se me hizo largo, pero me alegro que al lector se le haga corto. Supongo que es buen síntoma.