5.5.15

Exposición de Planchas en el Instut Français de Valencia.


Lo confieso, soy un admirador apasionado de las acuarelas de Carlos Maiques. Quien además es mi amigo, y esa admiración fue una de las ideas que originó la realización de este libro.  
¿Qué mejor color para sugerir ese ambiente mediterráneo africano, esos recuerdos de una infancia perdida y vivida de modo salvaje?
Personalmente me gusta buscar un registro gráfico y un dibujo adecuado a cada historia, más que empeñarme en buscar un estilo propio y reconocible. Cuando empezamos a abocetar esta narración hilvanada en base a algunos recuerdos de mi suegro Alain Bonet nos dimos cuenta que las manchas de Carlos transmitían más que textos o encuadres. Decidimos prescindir de la línea de tinta para encajar mejor dibujo y color.  Capas sucesivas de acuarela sobre el dibujo original iban matizando detalles y sensaciones. Luz, calor, noche, aventura, alegría, mar, desierto, peligro, violencia...
Por suerte de 140 páginas sólo repetimos tres o cuatro, por exigencia personal. Trabajamos la parte gráfica mano a mano, yo dibujaba de noche, y a la mañana siguiente tras unas preguntas para situar el momento de la acción, hora, estación, lugar, empezaba a aparecer tímidamente el color.

Si me ilusiona esta exposición de originales, es porque se pueda contemplar de cerca esos matices...